“Bitácora o agenda personal” por Claudia Véjar Martínez
Me mantiene informada y me recuerda mi compromiso y acciones futuras; y a su vez, estudiar soluciones o propuestas de mejora. Esta bitácora la confeccionó yo misma.
“El libro de trabajo social familiar” por Alejandra Sandoval Gallardo
El libro llego a mis manos mientras estudiaba otra carrera, cuando leí este libro me arrojo la necesidad de estudiar y apoyar los procesos de las familias y como cada integrante es capaz de hacer su aporte, independiente a su rol – edad o lujos.
“Mapa ” por Mark Doel
Trabajé durante muchos años como trabajador social comunitario en Sheffield, una ciudad en el norte de Inglaterra. En mi primer día me dieron esta Guía Oficial de la Calle de Sheffield para ayudarme a orientarme por el vecindario donde trabajaba como trabajador social. ¡Esto fue hace 45 años! Por supuesto, estos libros de mapas de la ciudad han sido reemplazados por la navegación por satélite (GPS). Aún recuerdo con emoción mis comienzos en el trabajo social, el mapa me ayudó a encontrar mi camino de muchas maneras diferentes y estoy seguro que el trabajo social siempre está arraigado en la comunidad. El sexto piso del edificio alto y rojizo que está en el primer plano de la fotografía de la portada, es donde tenía mi espacio de trabajo. Pero, como los otros trabajadores sociales de mi equipo, pasaba la mayor parte del día en el vecindario, donde trabajaba con grupos y comunidades así como con individuos. Veía mi trabajo tanto político como personal. Este viejo libro de mapas me recuerda que el trabajo social basado en la comunidad también ha sido reemplazado. Pero espero que el trabajo social en mi país pueda volver a politizarse y volver a sus raíces radicales..
“El Circulo” por Soraya Espinoza
El objeto que voy a donar a este hermoso proyecto es un nudo “Cabeza de Turco”, es un enlace decorativo con un número variable de hebras entrelazadas, formando un bucle cerrado que utilizan los scout para unir las dos puntas de sus pañolines. El nombre es utilizado para describir la familia general de todos los nudos parecidos en lugar de un solo nudo. “Cabeza de Turco” o nudo de “Gilwell” es de dos vueltas y de cuero.
Lo conecto con el Trabajo Social a partir del círculo que forma y la red de apoyo que construye. Al unirse las personas formando círculos en grupos más pequeños como una estrategia de intervención asociativa utilizado en investigación cualitativa, en grupos de autoayuda y en muchas otras actividades profesionales, permite que las personas se conozcan, interactúen, que dialogan desde sus experiencias, que construyen un conocimiento de todos/as y no sólo del/la “experto/a profesional”, posibilitando la horizontalidad y el apoyo.
En nuestra vida académica de la escuela de Trabajo Social de la Universidad de Los Lagos, formamos a nuestros/as estudiantes a través de la metodología de Taller, el cual está compuesto por grupos no más de 20 estudiantes siendo desarrolladas las actividades académicas en círculos, con un rol protagónico de los/as estudiantes, rompiendo con la unidireccionalidad y verticalidad dada por el/la docente como dueño del saber y el conocimiento, contrario a la construcción pedagógica y social que rescata de lo que cada uno/a conoce y experimenta en sus propias vidas y que es compartido y que se fortalece en la interacción de todos/as.
“La Olla” por Irene Ibacache
Mi infancia se desarrolló en los años setenta entre la toma de terrenos y las ollas comunes de la comuna de Maipú. Mis padres, luchando por un pedazo de tierra donde construir su refugio familiar. En la década de los ochenta, las ollas comunes siguieron cumpliendo un rol importante como una herramienta de lucha y de construcción de una comunidad solidaria, sensible y organizada frente a la desprotección y represión del estado. Las ollas comunes lejos de desaparecer están más presentes que nunca frente a la pobreza generada por la pandemia que azota los rincones más desprovistos de la responsabilidad de quienes gobiernan para construir un país más justo y digno. El perol también implica un contenedor amplio en el que pueden converger distintos propósitos, sueños y sentimientos de trabajar comunitariamente y compartir nuestras esperanzas de un mundo mejor.
“Mi Papelografo” por Ramón Vivanco
Yo dono a este espacio, mi Papelógrafo, herramienta muy utilizada en mi desarrollo como Trabajador Social, ya desde los tiempos de estudiante, en presentaciones como en el desarrollo de temas y/o desarrollo de diagnósticos comunitarios posibilitando interactuar con muchas y variadas personas. A través de las hojas de papel café pude desarrollar temas siempre acompañado de dibujos que hacían más grato la lectura. Mi gran uso lo realicé en mi trabajo en sectores indígenas de la Araucanía, en comunidades alejadas de los centros urbanos donde la electricidad y el desarrollo parecían haberse estancado en el tiempo. Prepare muchos contenidos, en muchos rollos de papel que también posibilitaba que las personas también fuesen parte de ello a través de escrituras en lluvias de ideas y sentimientos. Hoy la tecnología lo ha reemplazado pero para mí sigue siendo una herramienta poderosa, vital y creativa, que cada cierto tiempo vuelvo a utilizar, para nunca dejarla.
“Lápiz bic” por Verónica González
Un lápiz pasta bic….este lápiz era el que uno usaba en la universidad , cuando los recursos eran escasos y se compraban también en los distintos proyectos e instituciones en las cuales he trabajado, pasando hacer un instrumento de trabajo, siempre acompañando y salvando a la memoria …porque por medio del lápiz traspasamos historias vivencias sentimientos sueños de igual manera necesidades riesgos y traumas de muchas personas que nos toca acompañar en procesos de sus vidas .
Cada vez que escribimos reconstruimos los dolores de otros/as . Hasta la fecha las personas me siguen diciendo que bueno que ud. escribe y no me pregunta detrás de un computador……el lápiz sigue sintiéndose de alguna manera, un reflejo que si uno consigna es importante…por tanto esos relatos son valiosos para un otro aunque estén cargados del vulnerabilidades……. , porque también reflejan los recursos , habilidades , potencialidades y sueños…..como toda una nueva vida para volver a escribir..
Por que simboliza para mi uno o varios momentos de acompañamiento a personas , donde como profesional registro historias de vida , antecedentes significativos para las personas . Por ser un instrumento de trabajo.
Por que espero que la tecnología o evolución de nuestro registro no termine en alejarnos del otro , siendo impersonal, si no por el contrario que evolucione para dar más tiempo para escuchar y no olvidar…
“libro” Las Venas Abiertas en América Latina” por Alberto Allende.
Mi relación con el Trabajo Social nace mucho antes de que comenzara a estudiar la carrera, creo que de alguna manera la academia vino a complementar lo que de alguna manera yo denomino vocación profesional. Con mi llegada a la enseñanza media comenzó también mi acercamiento a las ciencias sociales y de manera paralela comencé a generar pensamiento critico y es desde ahí que comienzo a generar practicas del trabajo social mas cercanas a la reconceptualización que al asistencialismo del cual me distancio.
Las diferencias culturales, geográficas y económicas de Latino América tienen muchos elementos en común en su origen, que no solo se limita a la influencia de la colonización Española como puede ser nuestra lengua y religión sino que son los mismos elementos de explotación social y de nuestros recursos naturales lo que han provocado esta tremenda brecha social de nuestro continente que como llamara José Martí es “Nuestra América ” Esa que nace en rio grande y que termina en la Patagonia.
“Las venas abiertas de Latino América” libro escrito por el Uruguayo Eduardo Galeano en un lejano 1970 tiene total y absoluta vigencia en nuestros tiempos. Es como lo denomino yo un manual de comprensión continental que nos entrega herramientas de comprensión de nuestro continente lo cual hace mucho mas efectiva nuestros niveles de intervención entendiendo el trabajo social como una profesión dinámica y científica y alejada de la intervención asistencial o simplemente técnica.
“Colaboración y construcción” por Paola Marchant
Ser Trabajadora Social es lo que me permite ser parte de las transformaciones y el cambio en la vida de personas, siendo parte de sus sueños, anhelos, desafíos y esperanzas. Como no sentirme orgullosa de tener la oportunidad de habitar en esta profesión y su gente.
El año 2018 viajé a Tenerife, una isla maravillosa que no solo me enseño mucho de su historia, del trabajo social y la academia en la Universidad La Laguna, sino que tuve la oportunidad de compartir un encuentro de discusión y análisis de experiencias de formación ética, con el equipo de educación de la universidad. Plantearnos nuevas preguntas y cuestionar las presente. Nada mejor que construir en colaboración.
“Collage Osorno” por Camila Barrientos.
Llegué al trabajo social posterior a una experiencia en una escuela de enseñanza básica ubicada en el sector de Rahue Bajo Osorno, esta escuelita está enfocada en evitar la deserción escolar de grupos de niños con alta vulnerabilidad social. Uno de ellos, estudiante de séptimo año básico se acerca a conversar conmigo. Al preguntarle sobre sus expectativas de vida me comenta “yo quiero crecer para poder fumar pasta base como mi hermano”, pensé en ese momento que desde el trabajo social podía contribuir a mejorar sus condiciones de vida, contener y aconsejar, entender su realidad considerando su entorno y su grupo familiar.
La cotidianeidad nos permite ver una ciudad con comportamientos simples y racionales, tales como, trabajar, estudiar, asistir a consultas medicas, transportarse en locomoción colectiva, ir al supermercado, entre otras. Dentro de esta misma ciudad a la que estamos acostumbrados, existe una realidad desconocida para muchos, una realidad donde las personas son excluidas y segregadas a las periferias o bien a desarrollar sus actividades en la intimidad de la noche. Si bien, no elegí un objeto, quise demostrar en un pequeño collage lo que me interesó del Trabajo Social, principalmente es el acceso a las personas y la cercanía a sus historias de vida, donde indiscutiblemente es necesario preguntarse ¿Por que al consumir pasta base las personas pierden el respeto por su cuerpo, el respeto a la familia y las habilidades sociales?, ¿Por que al ser transexuales y querer pertenecer a un grupo social tradicional deben adoptar una imagen corporal que no les pertenece?,¿Por que la pobreza y la falta de oportunidades laborales, así como, la discriminación tiene directa relación a los traumas en la etapa adulta?. La respuesta siempre está en su historia de vida, en su entorno y en sus relaciones sociales que facilitan la proliferación de sentimientos de angustia, depresión y odio hacia su propia existencia.
Durante el desarrollo de mi carrera aprendí que el hecho de escuchar, de entender y de educar son acciones fundamentales propias del quehacer profesional que contribuyen a la validación del ser humano y a su dignidad.
Es de considerar, que el ejercicio de la profesión tiene una fuerte orientación al ejercicio de los Derechos Humanos.
“Mi jirafa clementina” por Johanna Reina
Es un honor para mí participar en este maravilloso proyecto al que nos convoca la carrera de Trabajo Social de la Universidad de los Lagos a la cabeza de la
Profesora Soraya Espinoza Moraga para, a través de diferentes objetos, empezar a construir una historia Latinoamericana del Trabajo Social.Mi nombre es Johanna Alexandra Reina-Barreto, docente de la carrera de Trabajo Social en la Universidad del Sinú-Colombia. El objeto que quiero donar a esta maravillosa colección es mi jirafa quien lleva por nombre Clementina. Lleva más de 18 años acompañando mi recorrido de
vida personal y profesional atravesado por las condiciones de mujer inmigrante Colombiana racializada en España. Con Clementina he transitado un camino
lleno de obstáculos, resistencias, aventuras, oportunidades y luchas que me permiten reflexionar cómo a través de nuestros posicionamientos y prácticas
profesionales, aplicadas tanto con las personas con quienes intervenimos como a nuestras propias vidas, construimos la posibilidad de transitar caminos
adversos con una mirada distinta y diferente: con los pies en la tierra pero con la mirada alta. Clementina simboliza para mi eso. Las jirafas pueden ser una
representación apropiada de nuestra posición como Trabajadoras Sociales en la intervención social, cuando tenemos los pies en el piso pero estamos mirando
hacia arriba y hacia los lados. Es decir, cuando tomamos en consideración las estructuras micro, meso y macrosocial y las posibilidades -y limitaciones- de las
redes sociales y sus recursos y cómo todo ello cohabita y configura un determinado modo de hacer en el escenario social.
Esa conexión es lo que me permite escoger a Clementina como la pieza que dono a esta colección de objetos del Trabajo Social Latinoamericano.
“llaves” por Sonia Kusch
Mi nombre es Sonia Kusch, oriunda de la Región de Los Ríos, particularmente de la comuna de Río Bueno, donde pude observar diversas realidades en medio de lo urbano y lo rural, dándome cuenta de la vulnerabilidad de muchas familias. Los valores humanitarios que siempre me entregó tanto mi familia como los colegios en los cuales estudié, me permitieron escoger una profesión que pueda aportar un grano de arena a estas realidades.
Como trabajadora social llevo 6 años ejerciendo, en el área de vivienda, trabajando con muchas familias que forman parte de comités de vivienda en busca de la casa propia, que para la mayoría es el sueño de toda una vida, muchas veces frustrado por largos años de intentos fallidos.
La vivienda propia es el sueño más importante para la mayoría de las familias chilenas, es algo arraigado en nuestra sociedad, donde las personas buscan esa llave de estabilidad tanto familiar, al poder vivir junto a su núcleo en un mismo techo, como también económico, entregando esa tranquilidad de no tener que pagar costosos arriendos, en este sentido, el trabajo social juega un rol fundamental en acompañar este proceso, que en Chile se torna tan difícil y burocrático para las familias más vulnerables, donde se debe acompañar en el proceso de postulación al subsidio habitacional, y prepararlos para la futura vida en un nuevo barrio, garantizando una vida armoniosa tanto dentro del hogar como en la comunidad de futuros vecinos.
Escogí la llave como un objeto símbolo de lo que ha sido mi carrera profesional hasta ahora, ya que es el principal objetivo por el cual trabajo en conjunto con las familias que buscan su vivienda propia, y el momento en que le entrego las llaves a beneficiarios muchas veces de la tercera edad, familias numerosas o con discapacidad, es sin duda un momento memorable, cargado de emoción y que da sentido a mi labor como profesional.
“PP2” por David Alarcón
PP2 es uno de los tres peluches que tengo. No es una práctica que me interese (tener peluches). Sin embargo, en mi primer trabajo estaba en la oficina donde trabajé por más de 8 años. Este peluche fue testigo de situaciones complejas: atender mujeres víctimas de violencia intrafamiliar (allí descubrí mi primera incompetencia seria: no tengo la habilidad para trabajar la temática, me asocio al tema, me enojo y no tengo la necesaria distancia profesional para poder apoyar profesionalmente) Un triunfo y un acierto descubrir mis profundas limitaciones.
También este peluche fue testigo de miles de personas que me tocó atender: personas en situación de calle, estudiantes que necesitaban acceder a un cupo en un hogar estudiantil que coordinaba, personas en situación de extrema pobreza. Sería largo enumerar, pero el caos del mundo y la desigualdad encarnada fueron presenciados por este peluche; que -sin quererlo. se fue transformando en mi cómplice silencioso de armar y reinventar discursos: de acompañar a otr@s en sus dolores y esperanzas; y desde ese encuentro tan potente, humanizarme yo también.
Un gran amigo fue atropellado. Mi padre murió a las tres semanas de ese primer hecho. Mi madre se enfermó. Me despidieron del trabajo en medio día (al salir de la oficina que ocupaba PP2 me miró y me pidió que lo llevara) . Me dio una depresión que estuve un mes en cama y estaba en un proceso doloroso y complejo de asumir mi orientación sexual. Todo lo que cuento (excepto mi proceso de asumir mi ser homosexual, eso es otra historia digna de una novela) ocurrió en tres meses comprimidos.
No es fácil ser hombre homosexual y a la vez trabajador social. Y en todo este proceso PP2 me acompañó.
Es una alegría regalar este peluche a la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Los Lagos que es mi alma mater allá en Osorno. También es un honor. Cierto es que mi vida personal y profesional es de excepción y de una Belleza que soy incapaz de comprender y transmitir: soy el único profesional en Chile que ostenta el grado de maestro en trabajo social por la Universidad Nacional Autónoma de México (viví en México, el amor de mis amores).
Pese a todo, pese a mis iras legendarias (me sigue encabronando la desigualdad encarnada), el trabajo social sigue siendo una de mis columnas vertebrales. La principal es la vida del Misterio, pero eso es otro relato.
PP2 me acompañó y me sigue acompañando en mis prometeicas luchas cotidianas, como homosexual, como trabajador social, como ciudadano del mundo.
Con gusto les regalo parte de mi ajetreada vida (una ínfima, porque soy un alma vieja). El Trabajo Social sigue siendo uno de los faros que me iluminan, donde la IGUALDAD y la DIGNIDAD de todo ser humano son mis piedras angulares.
Reciban mi abrazo y bendición fraternas.
“Imágenes de niños y niñas” por Julia Cerda.
Durante mi enseñanza media pude acercarme a situaciones de niños y niñas de distintos estratos, durante los años de dictadura en el país. Desde estas experiencias entendí que mi área de vocación profesional era la de Trabajo Social. Los y las niño/as /es y sus familias, cualquiera que tuviesen me mostraron la realidad social y es a través se sus rostros, risas y juegos logré acercarme a esta nuestra profesión.
Las observaciones en hogares infantiles, en su caminar con vestuarios que no eran de sus tallas, sus manos unidas me ratificaron que era urgente y relevante que se trabajara para que pudieran estar en sus comunidades y con sus familias, entendiendo que estas familias pueden en algún momento no tener las fuerzas o excederse en sus dinámicas y causarles daño.
El Trabajo social con familias fue el espacio significativo de acción que puedo expresar como objeto . Gracias por esta invitación.
“Central de Apuntes Centro de estudiantes Trabajo Social” por Gabriela Rubilar.
Soy Gabriela Rubilar y estudie trabajo social en la universidad católica entre 1991 y 1995, durante mi formación fui delegada de la coordinadora nacional de estudiantes de trabajos social y estuve a cargo de la vocalía de derechos humanos de la Feuc (1993). Ingresé a la carrera en un periodo en que el país estaba transitando desde la dictadura de Pinochet a un sistema de democracia protegida y estos eran los primero años de ese periodo.
Estos dos libros y varios otros más, incluyendo fotocopias, cuadernos y apuntes formaron parte de la central de apuntes del centro de estudiantes de la Universidad Católica de Chile. La Central funciono varios años y yo fui una de sus beneficiarias al recibir y donar apuntes de clases. Estos dos libros fueron publicados en marzo y julio de 1990 por el Colectivo de Trabajo Social y seguramente eran parte de los tesoros de esta central de apuntes. Yo estudie trabajo social entre 1991 y 1995 por lo que la bibliografía y las referencias más críticas de la reflexión disciplinaria no formaba parte aún de las asignaturas o del currículo formativo. Por lo que la central de apuntes oficiaba también de formación alternativa de las y los estudiantes.
“Un camino y un fogón” por Lucy Ketterer Romero
Dono un camino y un fogón, porque nací en el territorio del Wallmapu o la región de la Araucanía. Mi primer trabajo como Asistente Social fue en una ONG en Villarrica, en un proyecto donde me tocaba apoyar organizaciones mujeres rurales de distintas comunas. Fue ahí donde comencé a recorrer los caminos rurales de la región y donde me conecté con el Trabajo Social comunitario. Durante muchos años trabajé acompañando organizaciones rurales de mujeres, apoyando procesos de transferencia tecnológica y empapándome de las necesidades, demandas y sueños del pueblo nación mapuche. Dialogué con las mujeres y sus familias, compartí sus mesas y sus deseos, y fue alrededor del fogón y a la vera de un buen mate, donde aprendí a respetar y a valorar a un pueblo digno, que tiene una cultura extraordinaria que enseñarnos.
“Mi Red Social” por Daniela Cárdenas.
Vengo aquí, a donar un simple, pero importante objeto tanto en mi formación como estudiante, como también profesional. Soy chilota, y para mi este sencillo objeto cumple con dos grandes funciones.
Uno de los aprendizajes mas significativos refiere a una frase que caló hondo en esta vocación, “la diferencia entre el asistente social y el Trabajo social refiere a que el primero entrega peces a la familia cada vez que lo necesite, mientras que el otro entrega las herramientas necesarias a las personas para que estas aprendan a pescar”, y tiene toda la razón, nuestra formación contribuye al desarrollo y construcción de una sociedad más equitativa, a educar y brindar lo necesario para que se pueda resolver la problemática o necesidad.
En segundo lugar, como no recordar los talleres semestrales en la Universidad en Osorno, y así poder mantener esos aprendizajes tan significativos hasta el día de hoy, y ¿Cómo no?, si como trabajadores sociales necesitamos del trabajo en red, de la coordinación, del trabajo con instituciones, organizaciones, personas, etc. , esa red que permite conectarnos con las necesidades, con las problemáticas, y a su vez con las posibles soluciones, de la gestión de recursos, entre otros.
Espero podamos seguir construyendo, potenciando y vivenciando la vida desde las bases, desde la comunidad, conectados con la realidad, las personas y sus necesidades, de manera respetuosa.
“Acción Colectiva” Por Víctor Bravo
Casualidades del entorno, hicieron que cambie en último minuto la decisión de matricularme en Trabajo Social, teniendo vagas ideas a los 17 años del campo de acción, asociado normalmente a la asistencialidad, fue así, unas semanas antes de ingresar a la Universidad de los Lagos, un trabajo como promotor social en un campamento de verano en Mantilhue ( También de casualidades de carrete ) terminé haciendo amistad con un rio buenino que ya tenía algunos años en la carrera, de sobrenombre ´´yoyo“, entre noches de carrete , termine por preguntarle todo acerca de Trabajo Social, convenciéndome que era más versátil que la administración pública.
Desde que comencé como trabajador social comunitario, en La Unión, en el primer programa de recuperación de barrios en la comuna, sector Maiten Sur, uno de los proyectos urbanos estrella fue la primera multicancha techada con camarines de la provincia del Ranco inaugurada el año 2017, siendo así, un sueño para los dirigentes deportivos del sector. Uno de los asuntos más tensos, fue convencer a la comisión técnica nacional que lo llamaban un ´´elefante blanco para el sector“ basados desde una visión centralista de profesionales de Santiago, obligándonos hacer presión para construir una palabra común en torno al deporte en un proyecto que logre cubrir las necesidades de los vecinos y vecinas. Recuerdo con bastante felicidad el poder establecer presencia pública y apoyos de diversos sectores para hacer notar las soluciones modernas en las multicanchas, convirtiéndose en referentes locales y más tarde, lograr un segundo lugar a nivel nacional en buenas prácticas de seguridad e intervención socioespacial, junto a mi dupla del área urbana ( arquitecto) esa experiencia permitió realizar interdisciplina en otros barrios con el tiempo.
Recordar ese momento, la foto de los dirigentes timbrando la imagen objetivo del proyecto , me conecta al aspecto de sostener organizaciones desde el trabajo social, donde la acción colectiva acompañado del empoderamiento comunitario, nos permite organizar, negociar el desarrollo de un proyecto e involucrarnos en las problemáticas sentidas en los sectores con menos desarrollo de una localidad.
“Toma Mi Mano” por Francisco Garrido Marín
El trabajo social, es sin duda una de las experiencias más bella que me ha tocado vivir, recuerdo que me enamoré en las primeras semanas de esta hermosa carrera y desde ahí fui forjando un sin número de vivencias que han terminado por hacer de mí una mejor persona.
El concepto de empatía fue inundando mi rutina y comencé a comprender que cada uno tiene algo para contar, que no debe ser juzgado y que muchas veces hace falta cómo se dice en buen chileno “tirar una manito” (escuchar, orientar, facilitar, colaborar) y de esta forma impactas positivamente en el otro.
El trabajo social se enfrenta a las barreras, desigualdades e injusticias existentes en la sociedad, por eso debemos colaborar y contribuir en una integración real que nos permita tener un mundo más cohesionado.
La mano y específicamente la foto, refleja la voluntad de colaborar con la sociedad, con las personas, con nuestro entorno.
Esta carrera siempre esta extendiendo la mano y siempre lo hará.
“Árbol” por Viviana Delgado Silva
Tras iniciar mi proceso de desarrollo humano, desde la primera infancia en un contexto rural, campesino, de trabajo colaborativo y comunidad, se adquirieron diversos valores asociados a la identidad territorial, con una geografía muy característica. Durante la adolescencia se fortalece el vínculo con lo urbano y se comienzan a visualizar diversas inequidades asociadas a las necesidades básicas, lo cual movilizaba mis emociones. Al cumplir 17 años, recién egresada de cuarto medio, surge la necesidad de explorar y conocer otras realidades (lamentablemente mi pueblo no ofrece posibilidades de desarrollo a los jóvenes), debemos emigrar y con un marcado desarraigo cultural, nos adentramos en un mundo de inestabilidad social y emocional. Incursioné por diversos oficios, donde cada día se acrecentaba la frustración de no poder influir en la toma de decisiones y/o acciones respecto del bienestar de las personas. Las Salmoneras, Forestales, mineras, constructoras… me mostraron un mundo de explotación desmesurada de nuestros recursos naturales, de individualidad, de obtención del poder a través del dinero y apariencias. Fue cuando pensé, que puedo hacer como persona natural?. En Chile, si no eres profesional tu opinión es poco valorada y en el Trabajo Social encontré mi voz, esa voz que no se apaga y lucha a diario por quienes no son escuchados. Agradezco cada día las herramientas entregadas, la capacidad de observar, de escuchar, acoger, gestionar y tantas cosas más… El Trabajo Social en sus diversas formas de intervención, sin duda, es la profesión que volvería a elegir y hoy desde un escenario distinto, vuelvo a mi tierra, a mi origen, a trabajar desde una oficina abierta, donde el timbre es el canto de las aves, donde las lágrimas se convierten en risas y mi silla… es la raíz de un árbol que me abraza.
El árbol es lo más sagrado, es quien nos oxigena, alimenta, purifica, nos dá calma… En el bosque, sentí el llamado de la tierra, a reconectar con el ser interno, a descubrir que la medicina está en la naturaleza, que nuestros actores locales son los protagonistas del cuidado y el desarrollo sostenible de los territorios. Que la educación valórica y ambiental debe fortalecerse. Y que debemos cuidar del mundo que nos queda para nuestras semillas (niñez).
“El Mate” por Vani Linda Ducca
Mi objeto es un mate. Es una infusión típica de Argentina (y también de Paraguay, Uruguay y algunas zonas de Chile y Brasil) muy habitual en la vida diaria de la mayoría de las personas de este país. Es un recipiente (que me regaló mi madrina) con yerba y un sorbete con filtro que se llama “bombilla” (que me regalaron mis abuelos), al que se le echa agua caliente, y se va compartiendo con todas las personas del círculo.
Para explicar un poco lo que significa para nosotros, los argentinos, voy a ofrecer unos extractos de un cuento llamado “Un Belga en casa”, de Hernán Casciari.
“El mate no es una bebida, mis queridos lectores de otros pueblos. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En Argentina nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como rascarse. El mate es exactamente lo contrario que la televisión. Te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo. Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Entre mujeres charlatanas y chismosas, entre hombres serios o inmaduros. Entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan. Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara”
” La yerba (el nombre del té) es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie. Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir”
El mate en España es un objeto y una actividad rara, que raya lo exótico.
Cuando facilito grupos llevo el mate. Incita a preguntas sobre mis orígenes y da pie a que pregunte por los orígenes y costumbres de las demás personas. El probar esta bebida (que generalmente no gusta a ningún extranjero) ayuda a romper el hielo y promover mi relación con los y las participantes del grupo. Implica traer un poco de mi a los grupos y a la vez dar lugar para hablar, recordar… compartir.
En la foto el mate es sostenido por uno de los chicos de un grupo que facilité. Les gustó y todas las sesiones lo llevaba. Terminó siendo un elemento importante del grupo, una especie de seña de identidad del mismo.
Después del COVID ya no se puede compartir la bombilla como antes, pero realmente espero que vuelva a suceder.
“Teléfono Celular ” por Ana Elizabet Fuentes
Mi acercamiento con el trabajo social obedece a mis sueños de justicia , igualdad y respeto por el ser humano, manifestadas en épocas convulsionadas de nuestro país.
Si bien es cierto era muy joven , me enfrenté a una situación muy distinta de la vivida dentro de mi grupo familiar, el salir del seno materno para enfrentar la cruda realidad de miles de chilenos, sin oportunidades laborales, educacionales, de apego familiar. me abrió la mirada y me conectó con el otro.
El trabajo social nos acerca a las demás personas, desde una mirada profunda, de respeto y aceptación, sin cuestionamientos.
Si bien es cierto en la medida que me he desempeñado profesionalmente distintos objetos me han servido para mi quehacer profesional, pero quiero enfocar mi mirada en estos dos últimos años, en la que hemos convivido con esta pandemia mundial que ha trastocado todo nuestro quehacer a nivel personal, familiar y social y como no puedo de perder de vista la importancia del contacto permanente de las personas con las que trabajo, saber cómo se encuentran, contenerlas, que sepan que al otro lado de la comunicación hay alguien que está interesado y preocupado de él o ella y de su familia, que entiendan que no están solos y ya que no nos podíamos acercar físicamente, el teléfono ha sido la herramienta perfecta que me ha llevado a conseguir el objetivo planteado y es el objeto que me ha conectado humanamente con mis compañeros de trabajo y para quienes trabajo, ya que me desempeño en el área de Bienestar de Personal; también ha sido la herramienta perfecta para bajarles información importante durante todo este período.
“Glasses” por Daniela Peñaloza
Mi padre siempre me dijo que estudiara trabajo social, desde el colegio. Pero no lo hice hasta que tenía 26 años. Actualmente trabajo como trabajadora social educacional y estoy estudiando un magister en la universidad de Chile, por lo que me encanta el trabajo social en todas sus vicisitudes.
Los lentes ópticos o anteojos, han sido parte fundamental de mi vida. Tenía como 10 años cuando, gracias a una pesquisa escolar tuve que empezar a usarlos. La palabra permanente, cambió completamente mi forma de ver el mundo académico y las lecturas que tanto odiaba.
Hoy varios años después, entiendo que son un instrumento que no solo mejora la forma en cómo veo las cosas, si no que me hacen pensar en lo importante que es tener una ayuda para poder ver las cosas. Un “lente” no solo delante de los ojos sino también en la mente.
Lo interesante de esta analogía es que no te das cuenta de lo mal que estás viendo las cosas hasta que alguien te lo dice. Y tienes dos opciones, ver las cosas como siempre o cambiar usando las lentillas recomendadas por un especialista.
En el trabajo social, tenemos múltiples teóricos que nos enseñan enfoques y formas de ver las problemáticas sociales de una forma diferente a la que o hacíamos antes, perspectivas críticas, postestructurales, y otras, que nos permiten ver aquellos aspectos que estaban borrosos, o a los que no habíamos prestado atención. Es nuestra elección usar esos “anteojos” o seguir viendo las cosas de la misma manera, esto me hace pensar en algunas problemáticas que vistas de un determinado modo siguen en un “status quo”
Durante el pregrado mis lentes estaban rotos y no tenía dinero para comprar unos nuevos, por lo que me los ponía solo cuando necesitaba leer, cuando comencé a trabajar y pude comprar lentes de buena calidad, sentía que veía todo en “HD”.
Hay colegas que quizás no es que no quieran ver las cosas diferentes, solo no han tenido los recursos para cambiar su forma de ver, aunque siempre hay personas que solo ven lo que quieren ver, así como algunas nunca han visto más allá de su burbuja, a pesar de tener los recursos para hacerlo.
“Placa de un Sueño Profesional” Por Romina Valenzuela.
Estoy donando simbólicamente mi objeto y que eso implica muchísimo, ya que tiene un gran valor emocional. Es la placa de mi primer práctica profesional como estudiante de Trabajo Social, si bien ya había transitado muchísimo con la acción social, este pequeño y simple objeto, se convertía en algo maravilloso, porque estaba justamente prendido a la altura de mi corazón, allí donde la profesión habitaba en mí. No significaba una placa para mostrarme solo por mi nombre, que incluso eso me daba cierto pudor. Era realmente muy importante porque me ponía en un gran lugar de responsabilidad frente a quienes se cruzarían en mi camino, me conocerían por mi nombre y mis acciones tanto profesionales como personales. Además ese objeto representaba el esfuerzo y mi forma de querer continuar transitando mi vida. Representaba orgulloso familiar, personal, comunitario. Me posicionaba en un lugar de humildad porque es un profesión “testimonio de lo humano” como lo dice el gran maestro Ezequiel Ander Egg, y hasta donde el Trabajo me permitió también llegar, encontrarme con este referente del Trabajo Social y trabajar juntos, pero por sobre todo mantener el VÍNCULO, aquel que desde el inicio conté, el trabajo social me ha vinculado con muchísimo. Mi placa es emblema de un proceso, y que hoy guardo a más de 20 años de estudiar la carrera profesionalmente. Gracias por dejarme compartir esta pequeña historia, un abrazo cordial.
“Zapatos” por Jacqueline Asencio Quezada
Para mí es importante señalar que fui madre y esposa a las 18 años. Desde allí parte mi relación con el trabajo social que a continuación relato.
Tengo dos momentos con los cuales me vinculé al trabajo social, desde diferentes perspectivas. La primera como usuaria de un sistema que no da respuesta a las individualidades sino más bien a la generalidad, logrando aumentar con ello la desigualdad y sentimientos de no pertenencia. Mirando desde allí al quehacer del profesional, me motivé a marcar la diferencia y ser crítico no sólo de la profesión sino de la persona detrás de la profesión.
El otro momento tiene que ver con una búsqueda personal de mis propias capacidades para que, desde allí marcar esa diferencia. Por lo que me encanté en un principio por el servicio social como carrera técnica (26 años) y ya conociendo más en concreto su significado y accionar, me atrevo a “dar el salto” a estudiar trabajo social a nivel universitario (28 años) con la plena convicción de que es lo que quería ser y que cada día reafirmo como la mejor opción que pude haber tomado.
El haber estudiado trabajo social, no sólo me permitió a mí de forma personal desarrollarme y aprender y con ello intervenir y lograr cambios sociales, sino que también a través de lo aprendido lograr educar un hijo con alta sensibilidad social.
Mi objeto son zapatos. Con estos he podido realizar diversas intervenciones en terreno; acceder a territorios inhóspitos, caminos de tierra, a los cuales no llega locomoción, pero en los que viven personas, comunidades a los que hay que acercar bienes y servicios. Zapatos que han sido testigos mudos de la desigualdad de nuestro país.
El trabajo social es una profesión cercana, in situ, de respeto, de valorar al otro, que permite tener una mirada amplia del contexto en los cuales nos insertamos en cada uno de los ámbitos de acción. Como trabajadora social me complace diariamente poder estar y demostrar la importancia de cada uno de los principios que como profesión nos mueve.
He tratado a través de esta linda profesión que los zapatos del otro sean mis zapatos.
“Mi Primer Libro En TS: Formación y Emociones a Flor de Piel” por Noris Muñoz-
Este objeto tiene un significado muy especial para mi porque fue mi primer libro o podríamos decir mini libro, pues apenas tiene una medida de 10 cm por 15 cm, pero para mi tiene un significado que vale oro,, lo tengo conmigo hace 37 años y digo que me conecta directamente con Trabajo Social porque fue uno de los primeros libros en esta área que llegó a mi ciudad natal de mano de una pionera en Trabajo Social la Lic. Blanca Palomeque, en ese entonces allá por el año 1984, Directora y profesora de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Técnica de Manabí, quien con su vocación como maestra formadora de profesionales en Trabajo Social hacía esfuerzos para adquirir algún material bibliográfico que aportara a nuestra formación, el interés de la maestra y el apoyo incondicional de mi madre que adquirió el libro en esa época en 8 dólares, el Ecuador tenía su moneda oficial que era el sucre y este rubro representaba para mi madre casi un mes de sueldo y había que comprarlo porque no existían otros textos y si los había no llegaban a nuestra ciudad y el valor siendo en dólares era sumamente alto para mi familia de 6 hermanos y todos estudiando. El nombre del librito es :APUNTES DE TRABAJO SOCIAL. FORMACIÓN PARA EL TRABAJO SOCIAL de Ezequiel Ander.Egg, el cual constituyó para mí un valioso tesoro para mi formación en esos momentos porque se avizoraba ya el cambio de la denominación de la profesión de Servicio Social a Trabajo Social, en sus páginas el autor Ander.Egg (1975) plasma la enseñanza de Trabajo Social en esa época, la labor docente,, orientaciones de un Trabajo Social liberador, plantea un currículo que responda a las demandas de la sociedad con la inserción en la realidad social sea urbana o rural, la comprensión de la misma que supone el adquirir conocimientos para la formación en ciencias sociales, el manejo de herramientas metodológicas para abordar científicamente la realidad y conocer las opciones ideológicas o políticas de los gobiernos de turno. Este es el objeto que he querido simbólicamente donarlo en este proyecto que lo describo como un tesoro, en el que está plasmado emociones encontradas y escrito con letra muy clara mi nombre Noris Muñoz Macías, Trabajo Social. Éxitos en el trabajo que están realizando en pro de reencontrarnos con recuerdos que salen del alma,
“Manifiesto Comunista” Por Paula Vidal.
Mi relación con el trabajo social, se fue gestando en la dictadura cívico-militar de Pinochet, especialmente desde mi adolescencia. Vivir en una población de la periferia de Santiago, tempranamente me hizo darme cuenta de las injusticias sociales y tomar la decisión de vincularme a las actividades juveniles de apoyo escolar con niñes en los campamentos cercanos a mi casa. En ese espacio, conocí otres jóvenes un poco mayores que yo y con quienes fuimos reflexionando y articulandonos a los vecinos más organizados para enfrentar la dictadura desde las protestas en las poblaciones. Esa temprana experiencia marcó toda mi vida, por un lado, con la reflexión político-social y la disputa de ideas y la acción social articulado al trabajo colectivo en el barrio, con un claro compromiso con las causas de la Igualdad y la Justicia Social. En ese camino, mi elección profesional primero fue la Filosofía, la cual estudié durante 4 años en el Pedagógico de la UMCE y luego en la Pontificia Universidad Católica de Chile, pero antes de terminar, me dí cuenta que requería no solo la discusión de ideas abstractas, sino la acción para impulsar, promover cambios…En ese momento decidí cambiarme de carrera y seguir Trabajo Social porque necesitaba darle mayor densidad a mi trabajo en las poblaciones. Así, en un momento decidí que el Trabajo Social sería mi opción profesional acompañada de la reflexión permanente y rigurosa que da la filosofía, pero no cualquier filosofía, sino la de orientación histórico-crítica o dialectico materialista, la cual me entregó las herramientas para comprender la sociedad contemporánea, sus contradicciones y las vías para la superación de la lógica del capital.
Estoy donando el Manifiesto Comunista porque es un libro que -al leerlo a mis 14 años- me abrió muchas preguntas y -al mismo tiempo- permitió responderme muchas otras. Es de una claridad en su análisis y muy actual, al describir como ha operado el capitalismo a lo largo de su historia. Marx y el estudio del marxismo fue erradicado de la formación de la academia chilena durante la dictadura ( y al día de hoy), y por ello, su estudio fue realizado en espacios de las organizaciones sociales y políticas. Nos acompañó a les jóvenes que buscábamos las categorías que permitían entender procesos históricos concretos y vislumbrar la construcción de otros mundos. Es el paso de la reflexión y la acción, como dos momentos de una unidad, por ello, se conecta con el Trabajo Social, porque no puedes entender el alcance, las posibilidad y limites de las políticas sociales, del ejercicio profesional sin tener en consideración las bases socioeconómicas y políticas sobre las que se construye la sociedad contemporánea y esto lo permite una lectura atenta de Marx y los marxistas porque van a las causas de las desigualdades, explotaciones y opresiones de nuestra sociedad.
“Libro de Antropología” por Mario Sandoval
Yo llegué a estudiar Trabajo social el año 1978 motivado por mi motivación/vocación social muy marcada desde mi infancia. Desde niño empecé a participar en organizaciones sociales populares y durante toda mi juventud fui un activo militante social y político, motivado por deseos de justicia social y libertad, dado que en esa época en Chile vivíamos en Dictadura.
Entonces, cuando entré a estudiar Trabajo Social fue colocarle nombre científico a las cosas que yo hacía desde hace mucho tiempo atrás.
Mi objeto de Trabajo Social es el Libro “Cultura y Personalidad” de Ralph Linton. Este libro lo tuve que leer en el primer semestre de la Carrera y marcó toda mi formación posterior porque me enseño y demostró la importancia de lo social y de la cultura en la configuración de la personalidad, lo cual es un elemento clave para el Trabajo Social.
Este libro me acompaño durante toda mi Carrera y aún lo conservo, releyéndolo de vez en cuando porque, a mi juicio, sus contenidos permanecen plenamente vigentes y contribuyen significativamente a un buen quehacer en el Trabajo Social.
“LLave de una trayectoria” Por Olga Barrios Belanger.
Ante la petición de elegir un objeto para identificarme con el trabajo social a mis 88 años y más de 60 de profesión, elegí este nombramiento de Hija Ilustre de Osorno que en cierta forma reconoce mi vida dedicada a la justicia social primero desde las encíclicas, luego desde la teología de la liberación y vivir un año en la población José María Caro, que me dieron la fuerza, la constancia y la crítica social para desempeñarme en todos los campos de la profesión para llegar más tarde a la academia en nuestra Universidad de Los Lagos y al encuentro y reconocimiento del feminismo tan importante en nuestra profesión y al que he dedicado el resto de mis años de lucha social especialmente hacia los derechos de mujeres y niñas a través de la Corporación Mujeres Siglo XXI.- En ese reconocimiento de la Municipalidad de Osorno están incluidas todas las luchas, de tantas colegas y mujeres feministas que buscamos cambiar la cultura patriarcal y obtener para todas, todos y todes, el reconocimiento, el respeto y la posibilidad de un buen vivir.-
“El Nuevo Testamento”, Por Marcia Elizabeth Arriagada Sotomayor
Trabaje en cárcel de alto riesgo -cárcel de Puerto Montt; consesionada por lo tanto el rol de trabajador social era el de insertar a los internos a la sociedad, entregando las heramientas necesarias. Sin embargo no teniamos la suficiente protección dentro del centro penitenciaro; y un pastor evángelico que asistía al centro me obsquio este testamento para que me sintiera protegida, hasta el día de hoy me acompaña en mi cartera.
Para mi significa seguridad; en un ambiente en el que estaba expuesta a situaciones de riesgo diariamente. Me conecta al trabajo social como agente de cambio de socializar mi experienca y entregarlas herramientas necesarias en conjunto con los valores, principios y etica profesional.
Chupete de mi hijo por Luz Torres
Cuando nace mi hijo estuve un año sin estudiar, maternando, aprendí muchas cosas de él y de mi. Fue así como llegué a la escuela de trabajo social de la universidad de los Lagos, pensando en un futuro bueno para el y para mí, quizás no desde una perspectiva económica sino más bien viendo la posibilidad de construir un mundo mejor en dónde las infancias sean más felices y más justas.
Este objeto me contacta con el trabajo social a través de buscar mejorar la calidad de vida de cada una, uno y une de l@s niñ@s.
“Paraguas”, Por Maria Valeska Ojeda Paredes
Cuando realizaba mi practica profesional y cuando comence a mis primeros años de trabajo mi padre me acompañaba a los campamentos y espantaba a los perros, mascotas en las calles por lo que además de cubrirnos del agua lluvia y también aullentaba a los animalitos. Representa para mi el trabajo en terreno, el esfuerzo de mi familia y apoyo, y la forma para llegar a los lugares donde se encuentran las personas que necesitan apoyo.
“Canción el baile de los que sobran- Grupo Los Prisioneros” por Sandra Loaiza Henríquez
Vengo de un contexto social vulnerable; siempre puse real atención en mi entorno, la pobreza (en todas sus dimensiones) reducía y sigue reduciendo las oportunidades. El escuchar esta canción me emociona y remonta a reflexionar como somos, de dónde somos, dónde vamos y para qué vamos. En él se representa la capacidad de lucha y visibilización de las injusticias y exclusión social.
“Máquina de coser” por Lisette Pamela González López
Cuando era niña, crecí visitando a familiares, que algunas eran tíos, abuelos, vecinos de ellos. El punto central era la casa de una tía modista, que vivía en condiciones muy vulnerable y como niña veía, escuchaba y sentía una mezcla de alegría, pero con la angustia causada por la pobreza. Dejábamos costuras en otras casas y, al escuchar sus conversaciones yo percibía sus penas angustias y cada vez que veía a mi tía cociendo, la sentía feliz, “pobre pero tranquila”.
Mientras mi tía cosía compartía conmigo retazos de tela, crecí sin darme cuenta, después de adulta (33 años) sentí que tenía una deuda permanente, que es servir a otras personas, estudiando trabajo social.
4o
“Zapatillas” por Andrea del Carme Inayado Yefi
Desde que era estudiante en mis prácticas profesionales asistía a mi centro de práctica con zapatillas. Era más fácil para caminar en terreno y realizar las visitas domiciliarias. Cuando era una práctica más formal llevaba mis zapatillas en la mochila. Hoy, en mi vida laboral, repito el mismo patrón: salida a terreno con zapatillas porque prefiero caminar para conocer, observar el entorno, donde viven mis sujetos de atención y como trabajo con niños niñas es más cómodo usar zapatillas para jugar con ellos correr y hacer las actividades.
Conocí al Trabajo Social por las actividades en qué participaban mi familia de origen; junta de vecinos, centro de madres, iglesia, grupo de adulto mayor; grupo de autoconstrucción de mi población en la que hoy vivo. Cuando era pequeña mi mamá me dijo que estudié para visitadora social y yo di un rotundo no, sin embargo, 15 años después, decidí estudiar trabajo social porque me conecta emocional y espiritualmente conmigo misma. Además, mi esposo también es trabajador social, así que esta familia amamos el Trabajo Social.